AWE

AWE

viernes, 13 de marzo de 2015

Whatcha gonna do?

Tony de Rivera eran uno de los mayores aficionados al wrestling que ha pisado este mundo.
Hijo de españoles, afincado en Boston, Massachusetts, Tony era un empresario de éxito con importantes intereses en varias cárceles, no solo del estado. En cuanto su fortuna comenzó a crecer, invirtió en su sueño: montar su propia empresa de wrestling
De Rivera contactó con empresarios del sector, con luchadores locales, con anunciadores... y, fue en la primera reunión, tras reunirlos a todos, cuando el mayor golpe de su vida llegó; fue entonces cuando descubrió que EL WRESTLING ERA MENTIRA. Abandonó la reunión, en silencio, cabizbajo, y, una vez en su casa, rompió a llorar mientras arrancaba aquel póster que rezaba "Whatcha Gonna Do When Hulkamania Runs Wild On You"
Lejos de abandonar aquel proyecto, siguió financiando a esta nueva empresa de wrestling, que acabaría llamándose "Angry Stomp". Sin embargo, sentía que el pro-wrestling ya no le llenaba. Comenzó a asistir a veladas de boxeo, wrestling olímpico, MMA... pero, no era lo mismo; necesitaba entradas espectaculares, personajes variopintos, combates múltiples, tramposos... Y comenzó a frecuentar peleas ilegales. Lo más parecido al concepto que él tenía del pro-wrestling; y pensó "por qué esto se tiene que quedar en un sótano? Por qué no pueden corear los nombres de estos desgraciados miles de personas en el Madison Square Garden?"

Tras unos meses en los que Angry Stomp y los drogadictos, ex-convictos, inmigrantes ilegales en régimen de semi-esclavitud... y demás luchadores dieron unos bochornosos espectáculos. De Rivera presenció un evento de su compañía. "Blood Wing" se enfrentaba a "el Enfermero"; un combate marcado por la descordinación, por un narrador apasionado cuya narración no se correspondía con la realidad, por un vómito de Blood Wing, tras una dropkick, fruto de una evidente resaca, y por un público que, si no exigiendo la devolución de la entrada, solo se encontraba allí para vender droga, o para recibir la dosis de violencia necesaria para tener una erección que le permitiese follarse a la puta que habían pagado.

Tras el ring, se encontraba la oficina, dónde los directivos fumaban como locos y se mordían las uñas, al ver que aquello se iba al garete. Cuándo el chisporrotear de sus dientes sonó por encima de los abucheos, la puerta se abrió, apareciendo por ella Tony De Rivera, gordo, calvo, sudoroso y entrajetado con dudoso gusto.

-Señores, vamos a escribir muchas páginas en la historia del wrestling

No hay comentarios:

Publicar un comentario